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INTOLERANCIAS

Víctima de la Inquisición

Siempre me sorprende la estrechez de miras de muchos que se consideran luchadores por la libertad o víctimas de la opresión, pero que sólo desean que ellos o “los suyos” impongan su dominio sobre “los otros”, los que se consideran “enemigos” con razón o sin ella, es decir, más bien sin razón, porque en los países con niveles razonables de libertad y seguridad no hay, no puede haber verdaderos “enemigos” a los que destruir, sino adversarios a los que vencer con razones o en las urnas, no con insultos, descalificaciones y prohibiciones.

Viene esto a cuento porque me he enterado con retraso que hubo gente, gentecilla, que estaba en contra de que la cantante Alaska, icono gay desde hace mucho, participara en la lectura del pregón del Orgullo Mundial porque “es amiga de gente del PP” y había partcipado en programas de la emisora de radio de un destacado derechista.

Esta clase de boicot puritano-fundamentalista es propio de fanáticos seguidores de la “línea del partido”, de esos que se autodenominan de izquierdas, cuando son simplemente autoritarios con deseos de imponer su ideario sin tener en cuenta el de los demás. ¿Es imposible tener amigos del PP? Uno puede no coincidir con las ideas, actitudes o conductas de ese partido, pero no excluir a los que votan o militan en él como si fueran apestados, porque también son seres humanos y hasta nos aprecian como amigos. Disentir y criticar no es odiar ni excluir, que de eso los diversos sabemos mucho.

Igualmente me llega la noticia de que durante el desfile del Orgullo al paso por el Paseo de Recoletos hubo gente que silbó y gritó contra la carroza de Ciudadanos, para a continuación jalear y dar vivas a la carroza de Podemos… ¿Es eso lógico? Ciudadanos ha dado muestras de defender los derechos LGTB+ en numerosas ocasiones y, de acuerdo con eso, da igual que estemos de acuerdo o no con su programa político, porque si están en la manifestación por los derechos de todos tenemos que agradecérselo; no tenemos porqué aplaudirlos, pero tampoco silbarlos ¿o es que sólo hay un partido posible para diversos?

Esto, como la tonta polémica sobre si se invitaba o no al PP, aunque este partido hubiera dejado claro que ya no se opondría a la ley nacional anti-discriminación o que su presidenta regional suscribía todas las condiciones de las asociaciones LGTB+, demuestra que en muchas personas todavía hay una intolerancia básica contra todas las opiniones contrarias, como si pertenecer a una tendencia o partido fuera como ser miembro de una iglesia con artículos de fe y los demás fueran herejes. Peor aún, no se reconoce que personas y partidos pueden rectificar y reconocer que se han equivocado, que sea de grado o por fuerza da igual porque, queridos míos, el 100% de la población nunca jamás va a estar de nuestra parte, es decir, del partido o tendencia al que nos afiliamos o con el que nos identificamos, siempre va a haber mucha gente que no piense como nosotros, y la democracia supone el acatamiento de las decisiones de la mayoría, pero también el respeto de las minorías.

Lo contrario es imposición, dictadura (aunque se llame del proletariado) y finalmente y sobre todo mala educación. Ninguna de estas cosas hará un mundo más feliz o más justo.

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